El mundo de la inteligencia artificial se encuentra inmerso en una competencia despiadada, donde las empresas buscan dominar el mercado y convertirse en monopolios. A medida que surgen nuevos modelos y aplicaciones, se intensifica la lucha por destacar sobre la competencia, aunque las diferencias entre los productos son cada vez menos evidentes. La innovación se vuelve más costosa y las estrategias apuntan a simplificar el uso de productos de IA y a presentar nuevos modelos para atraer a los usuarios.

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